La clase de Introducción a la Arquitectura ha sido mi punto de partida perfecto para entrar al mundo universitario. Me garantizó una base sólida de conocimiento al cubrir desde los básicos de Gaudí y su Sagrada Familia hasta comparaciones modernas como Gehry con el Guggenheim Bilbao versus Moneo y el Kursaal, ayudándome a entender estilos, materiales y contextos sin abrumarme.
La dinámica de la clase es excelente porque el profesor crea un ambiente agradable y relajado, donde comparte su vasto conocimiento con pasión, haciendo que temas complejos como el deconstructivismo o el racionalismo contextual se sientan accesibles y emocionantes. Esto fomenta que todos participemos y exploremos ideas libremente.
Sin embargo, el enfoque repetitivo en ensayos podría mejorar la participación de los estudiantes si se incluyeran dinámicas variadas, como debates grupales, o talleres de bocetos rápidos. Así, romperíamos la rutina y mantendríamos la motivación alta durante todo el semestre.
En conclusión, esta clase no solo me dio las herramientas para mi camino universitario, sino que me inspiró a amar la arquitectura con una base firme y un ambiente motivador, aunque con pequeños ajustes en la participación podría ser aún más impactante.
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